Hay un atardecer dorado
Entre las montañas de mi ciudad
¡Sí, soy osado!
por permitirme esta inusitada felicidad.
Termina el día y va cayendo la noche.
Y este presente sentimiento
no es más que un simple derroche
¡Sí! Yo escribo
y esta pluma ahora es mi único abrigo
y esta hoja comulga en un extraño sentido…
Y allá lejos…
en la silueta del Ávila
Veo un contorno amarillo
Y en el cielo un imponente águila
Y además de eso,
como si estas líneas fueran ya un exceso,
una lluvia cae con terquedad,
destilando en mi alma
gotas de soledad…
Damián Botafogo
Sem comentários:
Enviar um comentário