Tus palabras son más afiladas y cortantes
que mil espadas en un campo de batalla.
Y hieren más que tres puñales y dos dagas
clavados en un alma de armadura y malla...
Tus frases traen ese malicioso brillo de los metales
que desgarran sin piedad a un niño de cuna
y ese desprecio que mina los campos y el cielo
y la inocencia de una enorme y redonda luna...
Tu mirada es fría como el hielo de los confines del mundo
y es más venenosa que la fatal ponzoña de mil serpientes
que rastrean entre los pies de espíritus inmundos...
Pero con todo y eso y mucho más...
Con todas tus malditas palabras, tu arrogancia imbécil
tu desprecio increíblemente ridículo
Sí, porque tu odio no es otra cosa que patético
aunque profundamente maléfico
Con todo y eso...
Yo seré fuerte e independiente
y mil veces duro y resistente...
Porque todo el mal que de ti emana
que en ti brota como una fuente
cuya agua es amarga como la hiel pura
mi corazón aunque lo sienta
al escribir esto,
yo haré que no lo sienta...
Rodrigo Silvera
(poeta andaluz)
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