Medito yo en las voces que cantan dentro mi
que avanzan en el sentido
de mis cinco sentidos
de mis alegrías y de mis viejos poemas sufridos.
Y veo un faro que brilla
en la sempiterna noche oscura
que acobija la amplia llanura
donde veo a lo lejos una alta palmera,
una fuente de aguas puras y cristalinas
y un riachuelo contento, corriendo por entre las piedras.
Me encanta aquello que veo dentro de mi
porque es como si construyera mi bendito hogar
afable y lleno de un amor listo para dar.
Entonces llegan estas palabras que me gritan
bailándome al compás del corazón
sin cualquier sombra de miedo o temor.
Luego las palabras bajan y tratan de huir por entre mis labios
y no pudiendo escaparse,
resbalan por mis brazos
hasta que llegan a mis manos
y les ordenan a mis dedos que escriban.
Y entonces escribo con ínfulas ridículas de alguien que quizás no soy
y tal vez sea aquello que ese alguien se pueda imaginar.
En fin... el poema se empieza a parecer a una querida mentira
a una hermosa tela pintada con amarillo, rojo y purpurina.
Pero dejémonos de estas cosas, llenas de inútiles y vanas rimas
de un palabreo que ni sé como surge en este preciso instante
Y veamos pues esa bella llanura que no existe, existiendo.
donde habita esa palmera alta y frondosa
ese faro que emana una luz dorada y brillante
bajo un cielo oscuro salpicado de estrellas
y un riachuelo donde yo sueño con ser un navegante...
Sólo te pido que me dejes saborear esos reflejos de añorada paz
que se van dibujando dentro de mi "no ser",
Porque en "mi ser" verdadero creo que soy otro
siendo yo mismo.
Y permíteme escribir con esa sencillez
sin poetizar con desnecesarias complejidades
con esas montañas de filosofías rebuscadas
en los libros de los antiguos sabios acomplejados.
De esa manera, yo seré feliz.
RS